Sin lugar a dudas Jorge Guinzburg a ocupado un lugar en el corazón de muchos argentinos. En estos días se ha hablado y escrito mucho sobré él. No quiero entrar en un lugar común sino simplemente no dejar de recordarlo con la imagen de aquellos que más lo conocieron.
Una persona que no pasó desapercivido por delante de quien lo pudo frecuentar según cuentan. Los que no dejan de resaltar que era la misma persona delante o detras de una cámara. Una persona trabajadora y su polifuncionalidad laboral, que pasó de periodista a actor, de guionista a productor; denota una capacidad admirable y una simpatía atractiva.
Su humor es un patrimonio que nunca dejará de recordarse como herencia de una inmensa lista de humoristas argentinos, tipos picaros, que nunca se los podrá olvidar. Entre los que se puede mencionar a Tato Bores (del cual fue guionista), Alberto Olmedo, Minguito Altavista... y cuantos otros.
Y como escuché decir de alguien de su circulo de amigos o compañeros, siemptre se lo recordará con su sonrisa cubierta de su bigote y sus ojos a medio cerrar... gesto que en su interior seguro traía algún comentario chistoso. Por eso siempre será recordado como se recuerda a los tipos picarones. Con gusto y una sonrisa.
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