Cuando caminar por las calles de Rosario es una verdadera lotería



Hoy es un día de lluvia en la ciudad de Rosario. Caminar por muchas veredas y cruzar las esquinas de esta ciudad es una verdadera odisea. Uno debe andar muy atento porque puede encontrarse con cualquier cosa. Y cuando “cualquier cosa” no es una exageración.

Si uno va atento a no pisar un charco, que
abundan en las veredas, peligra chocarse una rama baja de algún árbol y por consecuencia mojarse por la lluvia que larga el árbol. Legalmente debe cruzarse en las esquinas pero en los días de lluvias es imposible porque las alcantarillas se tapan o no dan a vasto para desagotar la cantidad de agua caída.


Las pobres veredas que sus parches son un mapa que anuncian la cantidad de remiendos
que tienen. Veredas hundidas por que cedieron tras un parche después de
colocar algún caño de baya a saber que empresa. También muchas obras de construcción obs
truyen las veredas, ya que estas son clausuradas y el poco espacio que queda de vereda es mas charco de agua que “senda de paso” –que eso es una vereda-.


Y puede uno encontrarse con cientos de cosas más que obstruyen la senda de paso, como autos subidos a la vereda con un poso de un caño de agua rodó al lado del mismo, con carros de supermercados con charcos al lado que obstruyen la misma y con que tan solo usted imagine el camino de casa al trabajo o algún destino podrá agregar otros ocurrentes obstáculos que hacen que dicha inseguridad al andar se trasforme uno en un caminante sin camino que se va haciendo camino al andar.

No quiero solo culpar a los organismos oficiales, pero alguien debe controlar el estado de las “sendas de paso = veredas” rosarinas. Ya sea Parque y Paseos o a quien corresponda las alturas de las ramas y el estado de los árboles; alguien debe controlar las atribuciones de las obras de construcción, los estados de las veredas que algunas tienen un verdadero cráter y todo aquello que desde la Municipalidad pueda hacerse para controlar esta situación.

Pero también todos los ciudadanos debemos tomar las responsabilidades que hacen al bien común, como por ejemplo, antes de arrojar la basura si el conteiner esta lleno aguardar el paso del recolector de residuos, mojarse un poco más pero no llevar su auto hasta el fondo de la vereda o colocar cosas en veredas que tienen charcos. Esto solo se puede lograr pensando en un bienestar común, pensando que no vivo solo, que la vereda es una senda de paso y mi actitud puede entorpecer a otro con consecuencias mayores.

Hace un tiempo escuche en un noticiero televisivo a un motociclista de Capital Federal que se atribuyó, en una discusión con un inspector de transito, ser un sobreviviente de las calles de Buenos Aires, me pareció loco y exagerado su comentario. Pero al llegar a casa, ya con la idea de escribir esta nota y con las fotos sacadas vi en el noticiero que una mujer mayor de edad fue atropellada -acto siguiente falleció- por un camión que había que tenido que desviarse por un piquete, y ahí pensé que esa frase no era tan loca y que, a pesar de tener a cuesta dos operaciones en un dedo de un pie consecuencia de engancharme el mismo en una tarima quebrada que estaba sobre una vereda rosarina rota, yo era un sobreviviente de las calles rosarinas.

La Noticia: La ciudad de Tartagal en Salta partida al medio por el río

"Alud en Tartagal: ya son mil los evacuados y la ciudad está aislada" titula en su portal el diario Clarin.


Fenómenos climáticos cada vez son más comunes en nuestro pais y el mundo. Sorprenden en muchos casos, sin dejar que los organismos relacionados a proporcionar datos metereologicos puedan anunciarlos con el tiempo suficiente para prevenir la situación, como ocurrió también la semana pasada en la ciudad de Rosario.
Esta foto es impactante ver como el río se desborda y arrasa con todo lo que se oponga en su camino. Al costado inferior izquierdo de la foto se puede ver un auto tumbado al borde del caudal del río.
Esta vez, el río Tartagal desbordó en la madrugada de hoy, arrastrando a su paso la estructura del puente ferroviario, inundando los barrios de la zona sur de la capital norteña.
El jefe de la agrupación séptima de gendarmería nacional, Julio César Leguizamón, informó que la crecida arrastró las viviendas cercanas a la ribera, llevandose muebles y vehículos. La situación es crítica, y se estima en más de mil el número de personas evacuadas por la crecida. En horas del mediodía las aguas del río comenzaron a bajar y esto trajo algo de alivio, a la vez que facilita en parte las tareas de rescate, de las cuáles toman parte policías, gendarmes y personal de Defensa Civil.
El río Tartagal atraviesa la ciudad homónima por el extremo sur del centro de la misma, a unas cuatro cuadras de la plaza central. Las aguas bajan de oeste a este y el cauce se torna angosto al ingresar al extremo sur de la ciudad, por lo que el caudal aumenta su fuerza.
El alud de lodo, agua y ramas de árboles, se llevó la estructura del puente ferroviario, de unos 30 metros de largo, que pasa sobre el cauce de sur a norte. Los hierros retorcidos quedaron estacionados sobre los pilotes del puente de cemento que cruza la ciudad. "Es un desastre esta situación", dijo el vicegobernador Zottos, quien explicó que todos los accesos terrestres a la ciudad están cortados por precaución. El temporal de viento, lluvia y granizo dejó incomunicada a la ciudad, la más importante del departamento San Martín, con más de 80 mil habitantes.
Fuente y foto: Portal Diario Clarin